Wednesday, August 20, 2008

¿DÍA INTERNACIONAL DE LA TRADUCCIÓN?

SAN JERÓNIMO Santo Patrón de los Traductores.
Fiesta: 30 Septiembre
Uno de los cuatro Doctores originales de la Iglesia Latina. Padre de las ciencias bíblicas y traductor de la biblia al latín. Presbítero, hombre de vida ascética, eminente literato. (343-420).
JERÓNIMO (Eusebius Hieronymus Sophronius), el Padre de la Iglesia que más estudió las Sagradas Escrituras, nació alrededor del año 342, en Stridon, una población pequeña situada en los confines de la región dálmata de Panonia y el territorio de Italia, cerca de la ciudad de Aquilea.



Este mensaje lo escribo semanas antes de que se celebre el Día Internacional del Traductor el 30 de septiembre. No sé por quien, cómo o cuándo se instituyó este día “internacional”, pero mi intención es hacer una crítica a la instauración de un día que remite a fechas de celebración religiosa cristiana y no al rol de los traductores en este planeta.

Propongo que el día Internacional de los Traductores sea el día en que UNESCO aprobó la Declaración de Nairobi, 22 de noviembre de 1976, recomendación fundamental para la dignidad de nuestra profesión. Considero que vida de un patrono cristiano no es la manera de celebrar internacionalmente una profesión tan incluyente como lo es la del traductor.

La Recomendación de Nairobi es una señal que deberían seguir todos los países en donde se lleva a cabo nuestra profesión y que han suscrito esta intención de todas las naciones. Ella establece directrices para la dignificación de la profesión que en muchas partes no se ven cumplidas. Yo escribo desde Chile, uno de los Estados Miembros, donde estos acuerdos internacionales no han tenido una mayor trascendencia y donde para muchos traductores es desconocida.

No existen cuerpos legales laborales donde nuestra profesión se vea reivindicada, y en un ambiente económico de liberalismo irreflexivo, posiblemente pasen muchos años antes de que se acoja la Recomendación de UNESCO como una manera seria e institucional de considerar una profesión desde el valor de los aportes que ella ha hecho, hace y hará en un mundo muchas veces alejado por las barreras culturales dependientes del lenguaje.

Por ultimo, y en vista de los esfuerzos de miles de traductores en las distintas regiones del mundo, desde sus particulares modos de vivir y creer, considero que asociar nuestra profesión a un patrono cristiano es inadecuado si consideramos que no todos los traductores pertenecen a corrientes religiosas. Es más, muchos no sentimos ninguna relación mítica con personajes religiosos de ninguna confesión y no apreciamos que el calendario occidental nos dé un lugarcito celebratorio bajo ese nombre.

Es la cultura cristiana la que se ha manifestado en contra del traducir libremente los textos de su fe, y podría mencionar a Étienne Dolet como verdadero mártir de esta religiosidad que durante mucho tiempo nos ha considerado de peligro para sus fines de expansión. Para muestra, solo queda leer la Instrucción para la traducción de los textos litúrgicos del Vaticano, Liturgiam Authenticam, II, de 2001, siglos después de Eusebius Hieronymus Sophronius.

Mucho antes que agencias vinculadas a la cultura cristiana organizaran la manera de celebrar la profesión, tenemos muchos casos en que ya se hacía Traducción y allí había seres humanos dedicados a ella. El Día Internacional del Traductor no debería limitarse a ser internacional solo para un grupo de sociedades, sino en un ámbito realmente planetario, como es el objetivo primario de la Traducción: acercar las culturas, mediar en la comunicación de todos los seres humanos donde estuvieren. Considero altamente discriminatorio e intolerante incluir en un santo cristiano, casualmente traductor de uno de los tantos libros sagrados, a todos los hombres y mujeres que durante todas las épocas han realizado esta labor como verdaderos embajadores del acercamiento entre mundos humanos, facilitadores del conocimiento del Otro.

Wednesday, July 02, 2008

AGENDAS



Es importante observar la situación de nuestra profesión y estudios en Chile en este momento:

Constantemente, me dedico a revisar la oferta de carreras, mallas académicas, cuerpos docentes, orientación intelectual, objetivos en tanto formadores de profesionales bilingües.

También investigo sobre lo que ha pasado con los egresados, los traductores con experiencia, las ofertas de trabajos para ellos, los precios que se cobran en el mercado de las traducciones. Me interesa la manera en que se realiza la enseñanza, y las innovaciones que traigan mayor calidad a los programas vigentes en las escuelas e institutos del país.

Desde el punto de vista de la formación, la situación es compleja. Los programas existentes están orientados hacia la práctica y solo algunos incluyen cursos teóricos o de formación en Lingüística. También se observa falta de formación en el uso de herramientas para traducción asistida por computadores. Lo que no falta son cursos superfluos o mal enfocados que no reflejan el rol social y cultural de los traductores en un mundo de mediaciones entre comunidades.

Otra carencia común son los talleres de traducción al inglés, considerando que la mayor parte de los programas ofrecidos son de Traducción entre estas dos lenguas. La traducción al inglés se considera un ejercicio dentro de los talleres de traducción al español. No está demás mencionar que la traducción a las lenguas extranjeras desde el español tiene mayor utilidad económica. Evidentemente, esto exige mejorar notoriamente la enseñanza de la lengua extranjera, que por ahora se ha constituido en una meta gubernamental, para el caso del inglés.

En cuanto al cuerpo docente, observo que se hacen esfuerzos para direccionar la labor de enseñanza a los objetivos de la formación. Ha aumentado la presencia de traductores profesionales a cargo de la mayoría de las áreas de la formación profesional. Sin embargo, aún quedan especialidades que no reflejan el producto final y están desconectadas de la especialidad en sí. Afortunadamente, en la formación en lengua extranjera, hoy se entiende que lo que deben aprender los alumnos para traducción exige niveles diferentes a los de otras carreras, y una mayor coordinación con los especialistas del área.

Dentro de la actividad gremial, seguimos sin norte. Los intentos nunca llegan a convocar una participación significativa de los profesionales, y no es de extrañarse, dadas las condiciones de vida sindical tiene en Chile, donde no hay cuerpo legal que garantice que los colegios profesionales puedan verdaderamente ejercer una supervisión o asistencia real entre sus colegiados. Actualmente, es una meta sindical que no ha logrado tener resonancia en las modificaciones de ley laboral. Así ocurre con varios otros intentos por formar colegiados que prosperen. Finalmente, la libre competencia no regula quiénes entran y salen de la actividad, en distintos niveles de formación o calidad. Esta es una agenda prioritaria, y no solo para los traductores chilenos.

Sin embargo, se constata una ampliación del campo laboral: se reconoce la labor de los traductores en empresas e instituciones de variada índole. Hace 15 años, era poco frecuente que los recién egresados encontraran una actividad de traducción a contrato, y se dependía casi exclusivamente de la gestión independiente. La situación ha cambiado y cada vez más profesionales ingresan a estos ámbitos. Lo que hay que vigilar ahora es que los sueldos que se les paguen sean de nivel profesional, lo que no siempre es así. Esto es parte de una agenda de dignidad y reconocimiento.

También hemos notado una mayor participación de los traductores en el ámbito de agencias de traducción internacionales, gracias a la Internet. Esto también ha contribuido a una valoración de la formación, ya que lo que se paga en estas agencias normalmente obedece a los precios de otras latitudes, generalmente mayores que en el mercado local.

Lo que me parece muy estimulante son los Congresos o reuniones que han estado realizando los centros de alumnos de la carrera en el país. Tengo entendido que ya van por el tercer encuentro y eso ha servido para la creación de redes intelectuales y prácticas que darán su fruto. Lo que queda por preguntarse es porqué las escuelas como instituciones no producen este tipo de encuentros entre los profesionales ya titulados, o en el ámbito docente. Solo ha habido alguna convocatoria para actividades pagadas y que giran en torno a seminarios dictados por alguna eminencia traída desde el exterior y enfocada a la teoría y la metodología de enseñanza. Esta es la esperada agenda de la formación continua. También en esta agenda espera el tema de la formación de postgrado, que hoy se suple con diplomados que no constituyen relevancia académica, generalmente enfocados a una práctica específica. No existe una formación garantizada de postgrados conducentes a las áreas investigativas de la especialidad, algo muy vigente en el exterior en el ámbito de la Teoría de la Traducción.


En resumen, la agenda para los profesionales chilenos va variando en algunos aspectos y necesita volver a concentrarse en otros ya conocidos: los que estamos en la pedagogía tenemos el deber de plantear estas inquietudes y abogar por una formación de calidad. Es importante la manera en que las instituciones que ofrecen la carrera han hecho esfuerzos por otorgarle una calidad académica relevante: aun queda mucho por hacer.

Traducir es hoy una vocación creadora, comprometida con la mediación intercultural en un mundo que necesita crear lazos de comunicación para la participación, la buena gobernabilidad, la democracia, la solución de conflictos, la trasferencia de conocimientos, el acercamiento de los pueblos y las culturas. No hay organización internacional que no tenga en alta estima estos aspectos. Nuestro país también necesita tener esta presencia y hacerla relevante como cultura en desarrollo. Esperamos que estas agendas no se olviden en nuestra profesión.