Wednesday, December 20, 2017

CORRESPONDENCIA DE UNIDADES DE SENTIDO/TEXTO EN TRADUCCIÓN

PROBLEMA DE LA CORRESPONDENCIA DE UNIDADES DE SENTIDO/TEXTO EN TRADUCCIÓN
Reinaldo Ceballos Sanhueza, Traductor.

Un supuesto teórico revisado, reivindicado y muchas veces cuestionado: persiste la idea de que traducir es operar entre unidades de algún tipo correspondiente que forman los enunciados lingüísticos en las distintas lenguas. Lo cuestionable es en qué medida esta correspondencia alcanza para definir, explicar y aplicar la operación del traducir.

Borges ha dicho que traducir es una operación cercana al leer. Desde este punto de vista, se trataría de una operación de relacionamiento lingüístico cognitivo de una serie de centros, módulos semánticos vehiculados en la Textualización. El problema surge del reducir la correspondencia a una técnica de yuxtaposición de términos descentrados de las relaciones que sustentan el enunciado y el texto en general.

Una serie de correspondencias lexicales pueden ser explicadas como la sinonimia lexical propuesta por Newmark (1988), pero el autor ha especificado la limitación de conceptos que pueden ser traducidos en este paralelismo lexical y que ya han sido suficientemente catalogados por el mismo autor. Esta vista es la que también sostiene las estructuraciones lingüísticas de shifts del operar frástico en Traducción (Catford 1965) y la cuestionable aplicabilidad de las U de T en Vinay y Darbelnet, (Munday, 2001). Estos conceptos se han visto interrogados desde la puesta en acción de los estudios textuales y discursivos que hoy dominan en la explicación de la operación del traducir, ya no desde la minimización de unidades semánticas, sino desde la unidad del texto en su dimensión total de significación.

Existe la correspondencia de sentidos sostenida por las relaciones construidas en los textos escritos y que el operar del traductor analiza en una jerarquía de comprensión que se mueve entre las unidades formales hasta los supuestos discursivos que sustentan la Textualización, en tanto formación y proceso cognitivo. Esta sería la fase lectora del proceso, que incidirá propiamente en la operación de traducir. El estudio necesario se daría en el análisis de las relaciones intra y extratextuales para determinar una correspondencia semántica en textualizaciones en otras lenguas. Esto tienta a pensar en organizaciones gramaticales, sintácticas y léxicas, pero es necesario aclarar aquí que pensamos en construcciones de sentido textuales y contextuales más complejas que tienen llegada en otros sistemas homólogos de L2.

Microanálisis: en torno a este giran las teorizaciones centradas en una supuesta “unidad” correspondiente a otra “unidad” en la lengua meta. En traducción, sabemos el alcance diccionárico de nuestra búsqueda. Se trata de conformar una especie de propuestas en catalogo de sentidos para luego aplicarlos contextualmente dentro de las textualizaciones del TT.

Macro análisis: Estudio de las dimensiones relacionales de la construcción textual del TO para aplicar la operación del traducir en un nuevo texto, nuevo sistema de relacionamientos motivado por el sentido ya relacionado en TO. En este sentido, se puede conectar distintas teorías y explicaciones contemporáneas de procesos ya revisados en Traducción.
1. Un aspecto tiene que ver con los conceptos de recepción y sus agentes: cliente, lector, usuario, receptor.
2. Otro se relaciona con la funcionalidad del texto traducido según tipologías textuales que giran en torno a los planteamientos de Bühler y Jackobson, y por la escuela funcionalista alemana, entre otros.
3. Otro plantea la necesaria actividad de edición del TT, que implica entrar en un universo de impresión y diseminación medial, donde TT deberá experimentar adaptaciones, localizaciones, modificaciones de formatos gráficos, visuales, etc.

Lo que pensamos es que poco hemos hincado el diente a la parte de la correspondencia intertextual, con vistas a reproducir o recrear tales relacionamientos de sentidos dentro del sistema textual de TT. La literatura especializada ha sistematizado los análisis cotextuales y extratextuales, como ya se dijo (los puntos anteriores), pero creo que aun subsiste una falta de comprensión de estas correspondencias relacionales en ámbitos de sentidos vehiculados mediante tal o cual relación dentro del sistema de formación textual, sea en la lengua que fuere.

De alguna manera, se propondría construir un sistema descriptivo de tales relaciones, pero habría que sistematizar una comparación de la manera en que son vehiculadas las relaciones intratextuales para los sentidos del texto traducido y del texto de partida. Esto exigiría un estudio de procesos cognitivos de formación textual y comprensión lectora en las lenguas distintas, y surge aquí la indagación sobre los discursos en sus ámbitos de formación textual: pienso en un texto en una lengua que se sujeta al orden SVO y que debería traducirse creando un sistema de relaciones en otra lengua que soslaya la jerarquía de tales elementos de formación cotextual o que directamente prescinde de tal ordenamiento.

Surge aquí también el tema de la frecuencia de las formaciones textuales en tanto modos habituales de textualizar en las distintas lenguas. Esto sería la frecuencia con que se dan las formaciones, según los discursos operantes en una lengua dada.

Pienso en instrucciones que en inglés se dan con imperativos y mensajes cortos, “Stand up!”, y en el español con su sistema impersonal y de uso de infinitivos que llevan a crear un texto de formación distinta, “¡Ponerse de pie!”.

Un análisis comparativo podría revelar con qué habitualidad —o falta de ella—se dan las formaciones de los textos escritos en una lengua determinada. Esta frecuencia incidiría, a mi modo de ver, en las opciones formativas del TT y propondría un complejo de diferenciaciones textuales en el operar del traductor. Es decir, al comenzar un análisis textual previo a la operación de traducir, habría que medir la habitualidad de ese modo de textualizar en la LO.

Incidentalmente, se podría afirmar que una buena traducción —fluida y cercana a los modos de comprensión lectora de la LO — deberá seguir estos patrones de habitualidad en esa lengua meta para lograr que los receptores tengan acceso a los sentidos de acuerdo a su sistema de relacionamientos reconocibles a partir del texto escrito.

Una pregunta en este ámbito tendría que ver con cuáles son las textualizaciones más o menos acostumbradas que permiten la comprensión lectora de los sentidos vehiculados por el texto de una lengua. Esto necesariamente nos pondría en un lugar de búsqueda de los modos en que las distintas comunidades hablantes vehiculan sus sentidos en textos.

En el microanálisis, podríamos plantear el uso de la voz pasiva en su recurrencia escrita dentro de algunos ámbitos de textualización, como sería el caso del estilo de los informes científicos. En el ámbito macro podríamos visualizar la manera distinta en que algunas lenguas emplean distintos estilos publicitarios, como sería el caso de la cita docta en inglés, y el énfasis en español. Lo que el lector de la publicidad esperaría en inglés es una referencia docta sobre el objeto de la publicidad, como se da en algunos casos donde la opinión de un experto sirve para posicionar el producto como conveniente, mientras que el lector en español esperaría una enfática construcción independiente de referencias que resalte las características del producto, como en el caso de publicidades donde un producto farmacéutico alude a su capacidad de dominar un malestar y no a la relativa seguridad o composición del mismo.

En ambos casos, las funcionalidades de los textos publicitarios pueden ser idénticas, pero los modos en que se construye el texto de apoyo tienen relacionamientos diferentes. La relación entre la materia del texto y su exposición al receptor en términos discursivos es diferente, y plantea una revisión de tales relacionamientos en la operación del traducir. Indudablemente, esto plantea el estudio de alternativas de recepción que dependen de la habitualidad lectora que debería ser integrada al análisis para el operar del traducir.

O sea, traducir textos escritos comporta una operacionalidad en un ámbito del modo en que los sentidos vehiculados por un texto se presentan relacionados intratextualmente y como esas relaciones deberían ser adaptadas a modos relacionales propios de TT para lograr una entrega adecuada de la información. Estamos hablando aquí de modos de comprensión lectora en lenguas distintas.

Otro caso se presenta en el uso de vocativos: generales en inglés, específicos en castellano. “Dear Sir or Madam”, “To whom it may concern”, y otros. Las relaciones entre el uso de ciertos elementos vocativos en español están ligados a grados de conocimiento que existe entre los correspondientes o comunicantes. Estimado, apreciado, respetado, honorable, etc…Señor o Señora”. Por ejemplo, el tuteo del inglés se relaciona con el uso de los sustantivos propios de personas, sus nombres de pila o apodos o acortes. “Call me John”. En español, la relación que construye el sentido del tuteo se relaciona con las variaciones en el uso de expresiones centradas en el pronombre personal de segunda persona singular. Incluir un nombre propio sin un elemento formal en un texto modifica los sistemas relacionales cotextuales y en todo el estilo conectado a lo extra textual, definido por relaciones de afecto o confianza necesarias al tratar de tú.

Una forma refiere al nombrar, en inglés, y la otra refiere al modificar desinencias verbales y formas informales del lenguaje familiar, en español. Dos relacionamientos intratextuales distintos que deben aparecer en la textualización del TT.

Esto a nivel micro. A nivel macro, el tuteo aligera la complejidad del estilo y echa mano de fórmulas menos complejas para entregar los sentidos. Pensemos en textos destinados a niños o jóvenes y en otro, asignados a niveles etarios mayores. Este marco de relacionamientos intratextuales deberá buscar un marco correspondiente en TT.

El signo/texto y la correspondencia

Leyendo el trabajo teórico de Hatim y Mason aparecen los contenidos sobre discurso y traducción. Los autores plantean la posibilidad de un análisis centrado en los recursos retóricos de cada lengua y su influencia en decidir qué textos deberán tener mayor correspondencia en términos, otra vez, de unidades y correspondencia tipológica. Se revisa las categorías textuales como referente para una traducción eficiente, centrada en el receptor y también en el formato original. A mayor presencia retórica, afirman, menor latitud para operar en la traducción. A menor retórica, mayor latitud.

El problema que veo allí es que se continua estableciendo una especie de regularidad sin que se tome muy en profundo la capacidad de modificar el texto-signo entero. Su análisis intenta plantear esta posibilidad, pero se mantiene un enfoque respetuoso del modo relacional existente entre los sentidos vehiculados por el texto. Por un lado se releva la presencia del todo semántico que debería pasar al TT, pero no se establece un modo de mayor opción para re-estructurar la entrega de las secuencias y unidades (como ellos llaman a sus elementos textuales). Esto se justifica desde una cierta influencia que los formatos del inglés ejercen sobre lenguas menos relevantes en la globalidad. Los autores se cuestionan si esta cercanía actual entre las lenguas no haría que el inglés, por ser de mayor frecuencia en las comunicaciones internacionales, impusiera sus formatos a otras lenguas. El punto allí estaría en que efectivamente podemos ver esta influencia, pero no sé si esto justifica el no cuestionar la entrega de información solo bajo estos formatos calcados. Creo que esto más se debe a un desconocimiento de los formatos en la lengua original distinta del inglés que la influencia de los formatos.

Planteamos que la traducción debería acercarse más al modo operativo donde sea todo el texto el que sea sometido a esta comparativa de las correspondencia entre sentido vehiculados en un lengua con otra de los sentidos en correspondencia intratextual. Deberíamos crear una manera de mirar los elementos informativos y estilísticos y luego la frecuencia de tales modos para trasferirlos a una correspondencia del TT. La propuesta informativa que se da desde los elementos en una lengua debería poder ser separada de sus modos en tanto semántica y luego verterla en otra lengua de la manera que tal lengua organizaría esa tal información en sus modos de correspondencia textual más frecuente para ese ámbito de comunicación.

Nota: Queda la literatura y su traducción, evidentemente una pregunta permanente, que ha sido estimulada por la correspondencia intratextual de LO. Quizás sea en ella donde más libertad habría de reformular el signo-texto, pero menor probabilidad de fidelidad o equivalencia en términos de frecuencia textual. La obra literaria se afirmaría en esta “extrañeza” de frecuencias y que constituirían su novedad creativa.








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